Friday, September 10, 2004

Eva vs Adán

No podía dormirme. Así que allí estaba con el mando de la tele, ejercitando mi pulgar con la tecla de avance de programa. A esas horas, tienes pocas opciones. Puedes comprar una estupenda cama hinchable que hará las delicias de tus invitados o un aparatito que milagrosamente elimina la grasa corporal y te deja convertida en una escultural modelo con sólo cinco minutos diarios de ejercicio (con lo que se sufre haciendo abdominales, ¿cómo es posible que en esos anuncios la gente siempre está sonriendo? y, sobre todo, ¿por qué escogen a extras que claramente no necesitan esos aparatitos?). En fin, esto puede ser tema para otra de mis reflexiones.

El caso es que, de pronto, algo llamó mi atención: era el programa del inexpresivo, pero en ocasiones eficaz, señor Punset. Se trataba de un estudio realizado por no sé qué universidad americana en el que se analizaban las diferencias entre hombres y mujeres. A través de una serie de experimentos a los que eran sometidos varios voluntarios de ambos sexos se demostraban parte de nuestras irreconciliables diferencias. El programa ya había empezado así que sólo pude ver parte de esos experimentos.

En uno de ellos se conectaba a los voluntarios a un escaner para analizar sus impulsos cerebrales cuando se les mostraban varias fotografías. En cada una de las fotografías aparecía una persona mostrando un sentimiento (dolor, duda, angustia, alegría, etc...). Mientras que todas las voluntarias identificaban la emoción a penas unos segundos después de ver la fotografía, los hombres utilizaban una mayor superficie cerebral porque primero observaban los rasgos del rostro y luego empezaban a analizar la emoción mostrada.

En otro, se les metía en habitaciones separadas y se les asignaban varias tareas que tenían que realizar en un tiempo de cuatro minutos. Las tareas eran: hacer unas fotocopias, atender una llamada telefónica, escribir una carta en el ordenador, preparar un café y recibir un envío a domicilio cuando sonara el timbre de la puerta. Los resultados eran interesantes. Ninguno de los hombres pudo terminar todas las tareas a tiempo. Las mujeres dejaban la fotocopiadora en funcionamiento mientras abrían la puerta y podían responder el teléfono mientras preparaban el café o escribían la carta. Pero los chicos iban paso a paso. No pudieron realizar varias tareas simultáneamente.

Me pareció un documental de lo más revelador aunque yo, obviamente, ya tenía mi propia opinión al respecto. De momento he sido objetiva y me he limitado a contar lo que vi. En otras reflexiones ya iré aportando mi propia experiencia y mi visión personal sobre esas diferencias que, aunque necesarias (el mundo sería terriblemente aburrido si fuéramos iguales) en ocasiones se tornan bastante frustrantes.

1 Comments:

Blogger Aradalion said...

Dejas entrever tu opinión al respecto, ¿eh?... bueno, de todas formas espero esas futuras reflexiones.

2:00 AM  

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