Thursday, May 08, 2008

La, la, la, larilo, la

Para renovar aquello de que “la religión es el opio del pueblo”, la televisión aporta un nuevo chute de droga dura. Existe el peligro de que a algún españolito de a pie le dé por cuestionar planteamientos tan surrealistas como que un trasvase no es un trasvase sino un alivio de stress hídrico, que una crisis no es una crisis sino una desaceleración de la economía, que el aumento del paro no es tal sino una ralentización de la incorporación al mercado laboral, etc.. etc..

Pero que nadie tiemble. Para que esto no ocurra y encontremos temas de conversación en nuestras tertulias, siempre viene bien enterarse de la última salida del tiesto de Risto en Operación Triunfo, hacer un buen análisis de la paliza que le dio el Madrid al Barça con pasillo incluido, saber si al final el vestido de boda de Belén Estaban lo van a confeccionar los siete enanitos en el nuevo taller que abrió Blancanieves o ver un nuevo capítulo del esperpento protagonizado por Pajares y toda la recua que le rodea. Y por si esos temas pudieran dejar algún momento libre a nuestras neuronas para realizar un análisis de otro tipo, no se preocupen que sacamos una nueva polémica. Pero no sobre un tema del año pasado, no. Que a lo mejor hay alguna forma de desmentirla y se nos acaba la cuestión antes de tiempo. Saquemos un posible soborno en un concurso de Eurovisión de hace 40 años y pongamos en la picota a Masiel, al Dúo Dinámico, a Iñigo y al mismísimo Franco (a ver si tiene huevos de levantarse a corroborar o negar las acusaciones). Y ¡hala! Ya tenemos tema de conversación para unas cuantas semanas. Parece increíble que a alguien pueda interesarle levantar el felpudo para ver si queda algo de porquería después de tanto tiempo (aparte de los rencorosos ingleses que se tuvieron que conformar con el segundo puesto). Menos aún siendo el único año en el que España tuvo algo que hacer en el mencionado concurso.

¿Que pudo haber algún chanchullo? ¿Y cuándo no? ¿Nos vamos a rasgar las vestiduras a estas alturas cuando Eurovisión ha sido siempre un ejemplo de influencias, de amiguismos políticos y geográficos, de decadencia musical hasta llegar al paroxismo del “chiquichiqui”? ¿Nos vamos a poner a hacer auditorías de todos los concursos de Eurovisión para estar entretenidos?

Y es que… ¡ay! ¿quién maneja mi barca, quién?

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Tan ocurrente, genuina y genial como siempre.
Quien pudiera tenerte a su lado...

8:18 PM  

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