Sunday, December 03, 2006

¿Que confian en que..?? !!!

Una reciente encuesta publicada en los periódicos desvelaba una inquietante cuestión: los suecos demostraban tener más confianza en IKEA que en cualquier otra organización religiosa o política. La noticia me dejó perpleja, sobre todo teniendo en cuenta mi reciente experiencia con la susodicha cadena.

Cuando vives en un piso de alquiler, como es mi caso, recurrir a tiendas como IKEA parece una buena opción ya que cualquier desembolso puede llegar a ser innecesario en el momento en el que puedas acceder a la compra de un piso (especialmente si lo único a lo que puedes optar es a comprar un piso de 30 metros cuadrados a no ser que tengas algún conocido en Marbella al que no le haya tocado rendir cuentas en la operación Malaya vigésima quinta parte). Con mi bolsita al hombro y mi diminuto lápiz (para algo que te dan gratis...) me dispuse a vagar cual ratón de laboratorio por los recobecos de la impresionante nave de la que no puedes salir a no ser que la hayas recorrido en su totalidad. Y allí estaba una gran estantería que se asemejaba bastante a la idea que tenía en la cabeza. Estupendo! Ya tengo estantería. Y a un precio razonable. Bieeeen!

Mi emoción duró lo que tardé en encontrar a un amable encargado al que le pregunté si me la podían llevar a casa. Con una sonrisa Profident, que a la fuerza tenía que costarle al buen hombre agujetas al terminar el día, me dice que efectivamente me la pueden llevar a casa pero que tengo que encargarme yo de llevarla hasta la caja para efectuar el pago. Vamos a ver. Siendo la primera de tres hermanos, me encargué de la desagradecida tarea de agrandar la matriz materna para que mis futuros hermanos pudieran estirarse a su gusto y llegar a convertirse en jugadores de baloncesto. Pero yo me quedé con mi metro sesenta (sesenta y uno cuando me toca revisión médica, donde, toda digna, estiro cada músculo de mi cuerpo y levanto la cabeza hasta donde me da el cuello). ¿Cómo narices se supone que voy a poner en un carrito seis baldas de dos metros de largo que pesan un quintal? ¿Qué creen, que cuando entras en la zona de almacén sufres una transformación como la del increible Hulk? Mucho anuncio en televisión, mucho empleado que parece recién sacado de Barrio Sésamo ("ahora estoy aquí, tacacacacaca, ahora estoy allí, oferta especial de miércoles, cocinas") pero nadie parecía ser consciente de tan evidente desventaja. Al final, uno de ellos se apiadó de mi y se ofreció a bajar las cajas de las macro estanterías. El camino con el carrito hasta la zona de pago fue una odisea digna de otra entrada de blog completa: los extremos de las estanterías sobresalían por ambos frontales del carrito haciendo que mis brazos a duras penas llegaran al manillar con lo cual parecía que estaba haciendo estiramientos de gimnasia sueca (nunca mejor dicho) a la vez que tropezaba contra todo lo que se cruzaba a mi paso y me dejaba las espinillas cubiertas de moratones. Mientras disputaba esta pelea, otra idea me rondaba la cabeza: tengo que montar esta mole cuando consiga que me la lleven a casa!!

En fin. Teniendo esta experiencia en mente y por un simple ejercicio de sentido común, la noticia con la que inicié esta particular reflexión, me reafirmó en mi persistente sensación de que muy mal están funcionando las cosas para que se lleguen a conclusiones semejantes. Y un escalofrío me subió por la espalda cuando, de pronto, me pregunté ¿cuál hubiera sido el resultado si esa encuesta la hubieran hecho en España?